Lilian MathieuEs sociólogo y director de investigación en el Centre de la Recherche Scientifique, el Centro Max-Weber y la ENS de Lyon. Es especialista en el estudio de la prostitución y los movimientos sociales.
El argumento de Lilian Mathieu
Explica en su libro La condición de prostitutaPara algunos, la prostitución es una esclavitud moderna infligida a las mujeres por una sociedad marcada por la dominación masculina. Para otros, es una simple profesión basada en la libre disposición del cuerpo. Los primeros piden la abolición pura y dura de la prostitución y toman el ejemplo de Suecia, que ha optado por prohibir la sexualidad venal y penalizar a los clientes.
El segundo grupo defiende que el "trabajo sexual" esté plenamente reconocido por la ley, como en Holanda: desde el año 2000, las prostitutas pueden trabajar en establecimientos donde tienen un contrato de trabajo y acceso a la mayoría de los derechos garantizados a los empleados.
En un libro denso y bien argumentado, Lilian Mathieu, que lleva diez años trabajando sobre la prostitución, considera que estos planteamientos reflejan un profundo desconocimiento de la realidad sociológica de la prostitución. Criticando el enfoque "miserabilista" de los abolicionistas, el sociólogo demuestra que, en contra de sus afirmaciones, no todas las prostitutas viven bajo el pulso de un proxeneta. Pero es igual de severo con los que creen que el comercio del cuerpo puede ser una profesión como cualquier otra: el ingreso en la prostitución, señala, es "en el peor de los casos una forma de coacción, en el mejor un intento de evitar una situación aún más degradada o peligrosa". El pragmatismo francés sigue siendo, por tanto, muy pertinente: la prostitución no está incluida en el código penal y se considera un asunto privado, contentándose la ley con reprimir la solicitación y el proxenetismo.
La prostitución, dice Lilian Mathieu, no es ni una esclavitud, ni una profesión, ni siquiera un mercado, sino un espacio social complejo en el que conviven varias formas de sexualidad venal: las "tradicionales", que trabajan en estudios, las prostitutas de la calle, que trabajan en condiciones peligrosas, y las "ocasionales", esas jóvenes drogadictas que intentan "sobrevivir a corto plazo prostituyéndose a bajo precio". Lo que tienen en común estos mundos "relegados" es la omnipresencia de la violencia: en mayo de 1995, 41 % de las prostitutas declararon haber sido víctimas de al menos una agresión desde principios de año.
Pero la originalidad del enfoque de Lilian Mathieu consiste sobre todo en definir la prostitución como una "zona de vulnerabilidad social". Ante el deterioro del mercado laboral, la entrada en el mundo del sexo comercial es a veces, afirma, el resultado de una limitación económica. Es el caso, sobre todo, de las madres solteras sin cualificación que sólo pueden acceder a prácticas o a un trabajo a tiempo parcial, de los jóvenes que han perdido el rumbo y están excluidos del RMI, o de los inmigrantes indocumentados que intentan asegurar su supervivencia.
Las propuestas esbozadas al final de este libro por Lilian Mathieu se hacen eco de este análisis: al pedir la apertura del RMI a los menores de 25 años o el fin de las políticas represivas de inmigración, la socióloga espera actuar sobre la prostitución reduciendo la precariedad social. Este análisis, que renueva profundamente la visión de la sexualidad venal, tiene sin embargo un punto débil: a fuerza de criticar los discursos psicoanalizadores y compasivos de los abolicionistas y de las asociaciones de ayuda a las prostitutas, Lilian Mathieu acaba por evacuar con cierta precipitación cualquier enfoque que se interese por las trayectorias biográficas y la singularidad de las historias de los individuos.
LA CONDITION PROSTITUÉE de Lilian Mathieu. Ediciones Textuel, 208 p.
